Sabaneta de Barinas, 28 de Jul 2021. UCV (Joaquín Pereira / Williams Agüero ).-
En un viaje imaginario, los periodistas Joaquín Pereira y Williams Agüero, llegan a la calurosa Sabaneta de Barinas para conversar con un hombre acostado en una hamaca, el primer día de su prometido retiro.
Con la ventaja de la distancia que ofrece el tiempo, se muestran pinceladas de una vida que transcurrió entre oraciones y balas, entre cristos y bayonetas, entre el amor y la rabia. Para unos, Mesías justiciero; para otros, autócrata demente: Hugo Rafael Chávez Frías.
Hacía mucho calor ese día en Sabaneta: 28 de julio del 2021. Lo encontraron bajo la sombra de un samán. Mientras se aproximaban, sólo lograban ver una forma prominente intentando mecerse en una hamaca.
- Buenos días hermanos ¿Qué los trae hoy por aquí?- nos dijo el que alguna vez fue presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.
- ¡Hola! Buenos días Chávez, buscándolo bajo este calorón de Barinas.
- Bueno acostúmbrense, porque, que yo recuerde, desde que era chamo siempre ha sido así. Es más, ahorita está fresquito... ¿Quieren un café?
- ¡No gracias!- dijo Williams ahogado en sudor.
- Gracias - dijo Joaquín - Yo soy también adicto al café como usted presidente.
- ¡Ay mijo , vayase quitando ese vicio ahora que es joven. Cuando uno está viejo lo que más desea es dormir para olvidar un poco... y ese café lo que hace es que estés piensa que te piensa...
La niñez
Ahora mismo estaba recordando cuando yo jugaba por esos lados - apuntó hacia el horizonte con su temblorosa mano- cuando era chamo y la vieja Rosa Inés me decía: “Otra vez montado en esa bendita mata, ¡bueno el cilantro pero no tanto!” Esa mujer como regañaba. Se ponía furiosa cuando me veía que pasando de rama en rama; pero de lo único que yo estaba pendiente era de encontrar un bejuco, para lanzarme tal cual Tarzán en la selva.
Adán, mi hermano, y yo, jugábamos y al mismo tiempo acompañábamos a la abuela. Claro, mi
hermano era más tranquilo y a mí me gustaba inventar mucho. Es que en ese entonces no teníamos televisor, por eso fue que nos vinimos del monte: porque no teníamos electricidad y para cuidar a la abuela...
Joaquín y Williams, que ya desde hace rato habían encendido su grabadora de periodista, se hacían señas entre sí preocupados porque no habían podido formular la primera pregunta. Este hombre no se quería callar.
Amor Militar
Cuando Chávez en su largo discurso mencionó a Bolívar, Joaquín lo interrumpe para preguntarle cuándo fue que comenzó a admirar al Libertador.
- ¡Mira Chico! De los muchos libros que tenía mi papá, cuando yo estaba pequeño, me interesé por uno de ellos, escrito por un venezolano llamado Felipe Larrazabal. Me gustó mucho como este hombre narraba las proezas de Bolívar.
De cadete lo estudie en serio y me impresioné mucho al darme cuenta de todas las injusticias
que padeció. Aún lo estudio, pienso que sigue más vigente que nunca. Desde ese entonces se me quedó la maña de leer y de escribir... sabes que soy un excelente poeta.
Escribí algunos versos: “Vuelvan caras”, “Mauricio”, y modestia aparte, también escribí una obra teatral que ganó un premio en el teatro histórico nacional, llamada “El Genio y el Centauro”.
Pero lo que más dolor me ha tocado escribir, fue un poema dedicado al difunto Acosta Carles, al catire Acosta, muy amigo mío; él falleció hace muchos años, pero sigue estando muy presente en mi pensamiento.
Lo conocí en las aulas de la Academia Militar, juntos compartimos las ideas de Bolívar, fue un duro golpe perderlo. Todo sucedió el 27 de Febrero, yo me salvé porque me dio lechina. Una bala lo alcanzó y lo mató en los disturbios de ese día. También recuerdo con afecto a toda esa gente del ejercito con la que compartí.
Siempre recordaré a los compañeros que estudiaron a mi lado, ellos están en un lugar muy especial de mi corazón, toda esa gente, todos muy nobles, muchos de ellos merecen ser homenajeados, son parte de un pueblo grande, militares y civiles juntos, logrando un sueño, el sueño del libertador.
En ese momento comenzó a cantar:
- Compañero que no calles tú canción Canta, canta compañero ta, ra, ra, ra, ra, ra, ra. Alí Primera esta aquí vivo también. Canta, canta compañero ta, ra, ra, ra, ra, ra, ra ...
En medio del tararear de Chávez, Williams decidió hacer que recordará el día que supo que podía ingresar a la Academia Militar de Venezuela.
El padre nuestro redentor y Cristo, me dieron la oportunidad de enrolarme como soldado del ejercito al servicio de esta gran nación. Esta escuela fue el puntal principal formador de mis principios éticos y morales.
Chico, pero si yo fui el octavo de mi promoción, lo que me gustaba eran las operaciones en el campo, las maniobras pues, polígonos de tiro y esas cosas.
Pocas veces me quede out o quieto los fines de semana, montando guardia o estudiando. Me gustaba salir e ir para alguna plaza en la noche y echarle un ojo a alguna muchacha. Bueno pues, cuando uno andaba por ahí de sagaletón.
Una de esas noches estaba solo en una plaza y vi que venía alguien, me asuste un poco y recordé lo que dijo una vez mi abuela:
“Mire Huguito si le sale el Silbón, usted le dice - cuje perro, cuje perro- azúcelo!!!, sobre todo en el mes de mayo”.
Y entonces reaccioné, porque resulta que ese día era treinta y uno de mayo día de la coronación de la virgen. - Cuje perro, cuje perro, le dije al que yo pensaba era el Silbón, pero sentí un gran alivio al darme cuenta que se trataba de un amigo de mi pelotón, no, mentira chico, si era de mi misma escuadra...
El béisbol
Diez minutos después, Joaquín cansado del tema militar decide preguntarle sobre el béisbol.
- Claro yo también participé en muchos campeonatos de béisbol y softbol. De niño jugaba en el equipo de Los Centauros, era pitcher y primera base. Me gustaría lanzar un poco ahora ¿Ustedes quieren aprender la rabo e’ cochino?
- No cree que está ya mayor para la gracia presidente - contesto Williams, arrepintiéndose
enseguida de haberlo hecho pues los ojos de Hugo se entristecieron.
- ¡Juventud: divino tesoro que te fuiste para no volver!. De los 21 a los 28 años, en la juventud más vigorosa, jugaba béisbol en Maracay, estado Aragua.
El amor de mujer
- En San Joaquín vivió con su primera esposa - dijo Williams, cambiando de tema.
- Si, vivía con la Negra Colmenares... pero no quiero hablar de ella. Saben lo que siempre
he dicho: quien no está conmigo está contra mi. Lo único que me gusta recordar son a mis tres hijos, Rosa Virginia, Maria Gabriela y Hugo Rafael.
- ¿Tampoco quiere hablar de Marisabel?
- Definitivamente, las mujeres sólo sirven para tener hijos y enrrollarle la vida a uno. A
ella le agradezco haber tenido a Rosa Inés. ¿Por cierto... van a votar por el partido de mi hija en las próximas elecciones, el Movimiento de la Morrocoya está repuntando las encuestas?
- Usted no quiere hablar de sus mujeres y nosotros no queremos hablar de política - aclara un poco molesto Joaquín.
- Tranquilo flaco... quieres que te hable de mujeres, bueno... a ver, cuál fue mi primer amor... a sí, mi primer gran amor fue mi profesora de 4to grado Elilda... Tenía unos ojazos verdes...
Luego en 5to grado me gustaba mucho una compañera llamada Hilda Colmenares ¿Dónde estará esa muchacha ahora...?
También recuerdo a mis otros profesores: Tomaza, Javid y la señora de Javid... Disculpe amigo lector de esta entrevista, por falta de espacio no transcribimos los 15 minutos de travesuras escolares que Hugo nos contó. Sólo incluimos una como ejemplo para darnos luces de porqué
el niño de Sabaneta se convirtió en el líder de una revolución que transformó profundamente a Venezuela y el mundo, para bien o para mal...
- Cuando yo estaba en 5to grado, mi papá era el profesor. Una vez había mandado una tarea, y
como yo terminé rápido me puse a leer las comiquitas de Roy Rogers...
Mi papá me dio un "cascuche" (coscorrón) y me castigó sin dejar que me defendiera. Él siempre fue muy exigente con sus hijos: sacar 19 era como raspar.
El sonido de la grabadora avisando que el cassette se había agotado, hizo regresar a Chavéz de su infancia a la hamaca de sus últimos días:
- Por cierto periodistas carajitos, ¿quién los mando a venir por aquí?
Con la ventaja de la distancia que ofrece el tiempo, se muestran pinceladas de una vida que transcurrió entre oraciones y balas, entre cristos y bayonetas, entre el amor y la rabia. Para unos, Mesías justiciero; para otros, autócrata demente: Hugo Rafael Chávez Frías.
Hacía mucho calor ese día en Sabaneta: 28 de julio del 2021. Lo encontraron bajo la sombra de un samán. Mientras se aproximaban, sólo lograban ver una forma prominente intentando mecerse en una hamaca.
- Buenos días hermanos ¿Qué los trae hoy por aquí?- nos dijo el que alguna vez fue presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Rafael Chávez Frías.
- ¡Hola! Buenos días Chávez, buscándolo bajo este calorón de Barinas.
- Bueno acostúmbrense, porque, que yo recuerde, desde que era chamo siempre ha sido así. Es más, ahorita está fresquito... ¿Quieren un café?
- ¡No gracias!- dijo Williams ahogado en sudor.
- Gracias - dijo Joaquín - Yo soy también adicto al café como usted presidente.
- ¡Ay mijo , vayase quitando ese vicio ahora que es joven. Cuando uno está viejo lo que más desea es dormir para olvidar un poco... y ese café lo que hace es que estés piensa que te piensa...
La niñez
Ahora mismo estaba recordando cuando yo jugaba por esos lados - apuntó hacia el horizonte con su temblorosa mano- cuando era chamo y la vieja Rosa Inés me decía: “Otra vez montado en esa bendita mata, ¡bueno el cilantro pero no tanto!” Esa mujer como regañaba. Se ponía furiosa cuando me veía que pasando de rama en rama; pero de lo único que yo estaba pendiente era de encontrar un bejuco, para lanzarme tal cual Tarzán en la selva.
Adán, mi hermano, y yo, jugábamos y al mismo tiempo acompañábamos a la abuela. Claro, mi
hermano era más tranquilo y a mí me gustaba inventar mucho. Es que en ese entonces no teníamos televisor, por eso fue que nos vinimos del monte: porque no teníamos electricidad y para cuidar a la abuela...
Joaquín y Williams, que ya desde hace rato habían encendido su grabadora de periodista, se hacían señas entre sí preocupados porque no habían podido formular la primera pregunta. Este hombre no se quería callar.
Amor Militar
Cuando Chávez en su largo discurso mencionó a Bolívar, Joaquín lo interrumpe para preguntarle cuándo fue que comenzó a admirar al Libertador.
- ¡Mira Chico! De los muchos libros que tenía mi papá, cuando yo estaba pequeño, me interesé por uno de ellos, escrito por un venezolano llamado Felipe Larrazabal. Me gustó mucho como este hombre narraba las proezas de Bolívar.
De cadete lo estudie en serio y me impresioné mucho al darme cuenta de todas las injusticias
que padeció. Aún lo estudio, pienso que sigue más vigente que nunca. Desde ese entonces se me quedó la maña de leer y de escribir... sabes que soy un excelente poeta.
Escribí algunos versos: “Vuelvan caras”, “Mauricio”, y modestia aparte, también escribí una obra teatral que ganó un premio en el teatro histórico nacional, llamada “El Genio y el Centauro”.
Pero lo que más dolor me ha tocado escribir, fue un poema dedicado al difunto Acosta Carles, al catire Acosta, muy amigo mío; él falleció hace muchos años, pero sigue estando muy presente en mi pensamiento.
Lo conocí en las aulas de la Academia Militar, juntos compartimos las ideas de Bolívar, fue un duro golpe perderlo. Todo sucedió el 27 de Febrero, yo me salvé porque me dio lechina. Una bala lo alcanzó y lo mató en los disturbios de ese día. También recuerdo con afecto a toda esa gente del ejercito con la que compartí.
Siempre recordaré a los compañeros que estudiaron a mi lado, ellos están en un lugar muy especial de mi corazón, toda esa gente, todos muy nobles, muchos de ellos merecen ser homenajeados, son parte de un pueblo grande, militares y civiles juntos, logrando un sueño, el sueño del libertador.
En ese momento comenzó a cantar:
- Compañero que no calles tú canción Canta, canta compañero ta, ra, ra, ra, ra, ra, ra. Alí Primera esta aquí vivo también. Canta, canta compañero ta, ra, ra, ra, ra, ra, ra ...
En medio del tararear de Chávez, Williams decidió hacer que recordará el día que supo que podía ingresar a la Academia Militar de Venezuela.
El padre nuestro redentor y Cristo, me dieron la oportunidad de enrolarme como soldado del ejercito al servicio de esta gran nación. Esta escuela fue el puntal principal formador de mis principios éticos y morales.
Chico, pero si yo fui el octavo de mi promoción, lo que me gustaba eran las operaciones en el campo, las maniobras pues, polígonos de tiro y esas cosas.
Pocas veces me quede out o quieto los fines de semana, montando guardia o estudiando. Me gustaba salir e ir para alguna plaza en la noche y echarle un ojo a alguna muchacha. Bueno pues, cuando uno andaba por ahí de sagaletón.
Una de esas noches estaba solo en una plaza y vi que venía alguien, me asuste un poco y recordé lo que dijo una vez mi abuela:
“Mire Huguito si le sale el Silbón, usted le dice - cuje perro, cuje perro- azúcelo!!!, sobre todo en el mes de mayo”.
Y entonces reaccioné, porque resulta que ese día era treinta y uno de mayo día de la coronación de la virgen. - Cuje perro, cuje perro, le dije al que yo pensaba era el Silbón, pero sentí un gran alivio al darme cuenta que se trataba de un amigo de mi pelotón, no, mentira chico, si era de mi misma escuadra...
El béisbol
Diez minutos después, Joaquín cansado del tema militar decide preguntarle sobre el béisbol.
- Claro yo también participé en muchos campeonatos de béisbol y softbol. De niño jugaba en el equipo de Los Centauros, era pitcher y primera base. Me gustaría lanzar un poco ahora ¿Ustedes quieren aprender la rabo e’ cochino?
- No cree que está ya mayor para la gracia presidente - contesto Williams, arrepintiéndose
enseguida de haberlo hecho pues los ojos de Hugo se entristecieron.
- ¡Juventud: divino tesoro que te fuiste para no volver!. De los 21 a los 28 años, en la juventud más vigorosa, jugaba béisbol en Maracay, estado Aragua.
El amor de mujer
- En San Joaquín vivió con su primera esposa - dijo Williams, cambiando de tema.
- Si, vivía con la Negra Colmenares... pero no quiero hablar de ella. Saben lo que siempre
he dicho: quien no está conmigo está contra mi. Lo único que me gusta recordar son a mis tres hijos, Rosa Virginia, Maria Gabriela y Hugo Rafael.
- ¿Tampoco quiere hablar de Marisabel?
- Definitivamente, las mujeres sólo sirven para tener hijos y enrrollarle la vida a uno. A
ella le agradezco haber tenido a Rosa Inés. ¿Por cierto... van a votar por el partido de mi hija en las próximas elecciones, el Movimiento de la Morrocoya está repuntando las encuestas?
- Usted no quiere hablar de sus mujeres y nosotros no queremos hablar de política - aclara un poco molesto Joaquín.
- Tranquilo flaco... quieres que te hable de mujeres, bueno... a ver, cuál fue mi primer amor... a sí, mi primer gran amor fue mi profesora de 4to grado Elilda... Tenía unos ojazos verdes...
Luego en 5to grado me gustaba mucho una compañera llamada Hilda Colmenares ¿Dónde estará esa muchacha ahora...?
También recuerdo a mis otros profesores: Tomaza, Javid y la señora de Javid... Disculpe amigo lector de esta entrevista, por falta de espacio no transcribimos los 15 minutos de travesuras escolares que Hugo nos contó. Sólo incluimos una como ejemplo para darnos luces de porqué
el niño de Sabaneta se convirtió en el líder de una revolución que transformó profundamente a Venezuela y el mundo, para bien o para mal...
- Cuando yo estaba en 5to grado, mi papá era el profesor. Una vez había mandado una tarea, y
como yo terminé rápido me puse a leer las comiquitas de Roy Rogers...
Mi papá me dio un "cascuche" (coscorrón) y me castigó sin dejar que me defendiera. Él siempre fue muy exigente con sus hijos: sacar 19 era como raspar.
El sonido de la grabadora avisando que el cassette se había agotado, hizo regresar a Chavéz de su infancia a la hamaca de sus últimos días:
- Por cierto periodistas carajitos, ¿quién los mando a venir por aquí?
- ¡Va a seguir atacando a la prensa...! - exclama Williams indignado- así fue que comenzó todo y mire por donde vamos...
- Tranquilo Williams - dice Joaquín haciendo un gesto que señalaba las canas de Chávez, no era el momento de recriminaciones- Sí, presidente, nos mandó la jefe de información, Licenciada Rosa Fagundez.
- Claro. Aquella sagaz periodista que me entrevistó para un programa de radio luego que gané la presidencia. Me le mandan saludos...
- Por supuesto que se los daremos - responde Williams- Pero que buena memoria tiene usted.
- Dicen que es por el café...
Cristo y Maisanta
- Felicia Landaeta, productora, de aquel programa que usted tenía hace años, "Aló Presidente", nos contó de su afición por el café, la lectura, el poco dormir y por Cristo... ¿Usted es católico, cristiano o qué? - Williams dispara la pregunta a quemarropa.
- Cristo... ¡Ese si era radical Chico!. Yo soy una mansa paloma al lado de Cristo; ese sí que era un radical. El les dio látigo a los mercaderes que profanaron el templo de Dios, nuestro señor. Frente a este tipo de gente Cristo decía que había que ser cándido como una paloma y recio como la serpiente.
Chávez se saca de entre la camisa un escapulario ya deteriorado por los años y sonríe pícaro al ver nuestra expresión de terror al saber que se preparaba para otros 20 minutos de anécdotas.
- Este escapulario tiene más de 100 años y me ha salvado de muchas vainas... Mi tatarabuela se lo cosió a su esposo, Pedro Pérez Pérez, en 1890. Por un lado tiene la imagen de la virgen del socorro y por el otro una cruz. Hay veces que la virgen se me pone en el pecho y otras veces se mueve a la espalda... El hijo de Pérez Pérez fue mi Bisabuelo, Pedro Pérez Delgado, el famoso Maisanta, el último hombre a caballo. Yo soy su reencarnación...
Efectivamente, luego de contar todo lo que pudo de su bisabuelo y su inspiración en la revolución que adelantó a comienzos del siglo XXI, Chávez dijo:
- ... Yo fui un instrumento de la mano divina de Dios. Estuvimos con la verdad y la justicia.
Final sin por ahora
- Aunque Joaquín no quiera tocar el tema político - empezó a decir Williams mirando de reojo a su compañero- No puedo acabar esta conversación sin preguntarle algo que siempre he querido preguntarle: ¿Desde cuándo se le metió en la cabeza el llegar a ser presidente?
- Yo fui muy precoz en eso. Ya en tercer grado yo decía que iba a romper las cadenas del pueblo y que iba a ser presidente. Un amigo nuestro, Lorenzo Barazarte, alias "Chipitá", me daba un manotón por la cabeza y me decía: "Hugo, tú estás loco". Y yo respondía: "Ya veremos."
- Y pensar que avisó a tiempo y nadie le hizo caso - dijo Joaquín con cierta ironía - Para terminar: ¿Siente que la historia lo absolverá o lo condenará por lo que hizo?
Una mirada penetrante, igual a la que tenía cuando pronunció aquel famoso "Por ahora", fue la única respuesta. Extrañamente no pronunció ninguna palabra.
Cuando nos despedimos de Hugo vimos como éste acariciaba el Rolex que tenía en su mano izquierda: único rastro de su otrora majestad.
- Tranquilo Williams - dice Joaquín haciendo un gesto que señalaba las canas de Chávez, no era el momento de recriminaciones- Sí, presidente, nos mandó la jefe de información, Licenciada Rosa Fagundez.
- Claro. Aquella sagaz periodista que me entrevistó para un programa de radio luego que gané la presidencia. Me le mandan saludos...
- Por supuesto que se los daremos - responde Williams- Pero que buena memoria tiene usted.
- Dicen que es por el café...
Cristo y Maisanta
- Felicia Landaeta, productora, de aquel programa que usted tenía hace años, "Aló Presidente", nos contó de su afición por el café, la lectura, el poco dormir y por Cristo... ¿Usted es católico, cristiano o qué? - Williams dispara la pregunta a quemarropa.
- Cristo... ¡Ese si era radical Chico!. Yo soy una mansa paloma al lado de Cristo; ese sí que era un radical. El les dio látigo a los mercaderes que profanaron el templo de Dios, nuestro señor. Frente a este tipo de gente Cristo decía que había que ser cándido como una paloma y recio como la serpiente.
Chávez se saca de entre la camisa un escapulario ya deteriorado por los años y sonríe pícaro al ver nuestra expresión de terror al saber que se preparaba para otros 20 minutos de anécdotas.
- Este escapulario tiene más de 100 años y me ha salvado de muchas vainas... Mi tatarabuela se lo cosió a su esposo, Pedro Pérez Pérez, en 1890. Por un lado tiene la imagen de la virgen del socorro y por el otro una cruz. Hay veces que la virgen se me pone en el pecho y otras veces se mueve a la espalda... El hijo de Pérez Pérez fue mi Bisabuelo, Pedro Pérez Delgado, el famoso Maisanta, el último hombre a caballo. Yo soy su reencarnación...
Efectivamente, luego de contar todo lo que pudo de su bisabuelo y su inspiración en la revolución que adelantó a comienzos del siglo XXI, Chávez dijo:
- ... Yo fui un instrumento de la mano divina de Dios. Estuvimos con la verdad y la justicia.
Final sin por ahora
- Aunque Joaquín no quiera tocar el tema político - empezó a decir Williams mirando de reojo a su compañero- No puedo acabar esta conversación sin preguntarle algo que siempre he querido preguntarle: ¿Desde cuándo se le metió en la cabeza el llegar a ser presidente?
- Yo fui muy precoz en eso. Ya en tercer grado yo decía que iba a romper las cadenas del pueblo y que iba a ser presidente. Un amigo nuestro, Lorenzo Barazarte, alias "Chipitá", me daba un manotón por la cabeza y me decía: "Hugo, tú estás loco". Y yo respondía: "Ya veremos."
- Y pensar que avisó a tiempo y nadie le hizo caso - dijo Joaquín con cierta ironía - Para terminar: ¿Siente que la historia lo absolverá o lo condenará por lo que hizo?
Una mirada penetrante, igual a la que tenía cuando pronunció aquel famoso "Por ahora", fue la única respuesta. Extrañamente no pronunció ninguna palabra.
Cuando nos despedimos de Hugo vimos como éste acariciaba el Rolex que tenía en su mano izquierda: único rastro de su otrora majestad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario